viernes, 26 de septiembre de 2014

Mi hermosa nieta re linda

•Lo que los niños mas necesitan son los elementos esenciales que los abuelos proporcionan en abundancia, ellos dan amor incondicional, bondad, paciencia, humor, comodidad, lecciones de vida, y los mas importante : las galletas.
Es un deporte en equipo, que consiste en dos equipos enfrentados de once jugadores, cuyo objetivo es lograr introducir una pelota, de forma redonda, evitando el uso de las manos (excepto el guardameta de cada equipo que sí puede), en un área vertical delimitada por tres parantes en un número mayor de veces que el equipo contrario, la duración del partido es de dos tiempos de 45 minutos cada uno, con un descanso de 15 minutos entre tiempos. En el ámbito de una copa, se puede prolongar un partido empatado con dos períodos de quince minutos. Un partido de futbol es algo que es dificil de explicar es un sentimiento muy especial algo que solo el Hincha lo puede expresar. Por eso decimos que el futbol es pasion de multitudes.
La camiseta de Uruguay cumple hoy 100 años. La celeste fue estrenada con victoria por 3-1 ante Argentina el 15 de agosto de 1910. Fue en la copa Lipton, un trofeo que enfrentaba cada año a los dos equipos. Ese día los charrúas eligieron una camiseta celeste para homenajear a River Plate, que había ganado unos meses antes al Alumni de Buenos Aires con una indumentaria de ese color. Desde entonces, y asta nuestros dias nuestra gloriosa celeste a recorrido muchos rincones de este planeta . Salud campeones.
1930 Primer Campeonato, en Uruguay. Campeón: Uruguay. Ubicación de Argentina: segunda. Performance: 4 triunfos, 1 derrota. Equipo de la foto: Bossio, Della Torre, Paternoster; Juan Evaristo, Monti, Orlandini; Peucelle, Varallo, Stábile Ferreyra y Mario Evaristo. Carlos Peucelle (foto) ofrece el testimonio que sigue: Antes de partir para Montevideo hicimos dos partidos de práctica: uno en Sportivo Barracas y otro en la antigua cancha de River, ubicada en Libertador y Tagle. En ambos encuentros jugamos suplentes contra titulares y esa preparación fue más que suficiente. Es que cuando los jugadores, como ocurrió en esa oportunidad, saben jugar bien al fútbol enseguida se entienden. Por eso no hizo falta una larga concentración, ya que solamente estuvimos todos juntos durante los veinte días que duró el torneo. Además, éramos suficientemente responsables como para cuidarnos solos. La preparación física la hizo cada jugador por su cuenta. Yo, por ejemplo, me entrenaba todas las noches dando 25 vueltas alrededor de la manzana de mi casa. No cobramos ninguna clase de premios, sólo nos asignaron un viático de cinco dólares diarios per capita y nadie protestó. Imagínese, ¿quién iba a reclamar más plata sí el solo hecha de integrar el seleccionado nacional ya era una honra sin precio? Desde el primer partido fuimos a la ofensiva. Siempre tratamos de jugar la nuestra, tocando y yendo para arriba. A veces, los rivales nos dejaron hacerlo; otras no, pero siempre intentamos la que sabíamos. Ahora, después de tantos años, pienso que nuestra buena labor se debió a que el director técnico solamente se dedicó a elegir los jugadores y a darnos algunos consejos. El equipo lo designábamos los mismos jugadores, pues nadie mejor que nosotros sabia lo que podía rendir dentro del campo de juego. Con nosotros se dio la lógica: llegamos a la final jugando bien y sólo perdimos por mala suerte, contra los dueños de casa. Es que en el fútbol siempre hay lógica, como también la hubo en este último campeonato de Alemania. Ganaron los que jugaron bien. Los argentinos, que en nuestras canchas se conforman con los oles de la tribuna cuando tocan la pelota para atrás, tuvieron su merecido. Ahora que huelan.

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