Presos de Guantánamo
El candidato del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, declaró que no está de acuerdo con que nuestro país reciba a seis prisioneros que se encuentran desde hace años en la base de los Estados Unidos en Guantánamo, sin haber sido sometido al debido proceso. El candidato presidencial del Partido Colorado, Pedro Bordaberry, tampoco apoya esa medida porque no tiene un marco jurídico adecuado.
Las afirmaciones de Lacalle Pou y de Bordaberry merecen una respuesta seria y formal de parte del gobierno.
No la obtuvieron.
El presidente, en su habitual estilo, le respondió al candidato blanco: "No te invites a esta fiesta si todavía no te han llamado. Si mañana sos presidente plantéatelo si a vos te parece. Pero por ahora preocupémonos de lo que nos tenemos que preocupar. Que no tenemos ninguna amenaza a la vista".
El candidato del Frente Amplio, Tabaré Vázquez, por su parte, afirmó que estaba de acuerdo con la medida tomada. En su opinión: "El temor que existe es si estos presos de Guantánamo son terroristas que pueden actuar desde aquí. Estados Unidos está combatiendo el terrorismo en todas partes del mundo. Si existiera algún riesgo de eso, Estados Unidos no los iba a soltar. En esta dirección, esta tranquilidad existe".
Pero la seguridad, o la inseguridad, que podría causar la llegada de los prisioneros solamente es una parte de un problema mayor que tiene otras facetas que merecen ser discutidas antes de tomar una decisión.
Reconforta ver cómo el Frente Amplio está tan dispuesto a aceptar confiadamente las seguridades que brindan los Estados Unidos sobre la inocuidad de los presos que desea colocar en otros países. Pero ello no responde a la pregunta que Lacalle Pou le formuló a la Embajadora de los Estados Unidos, "¿por qué no los reciben ustedes?"
Lo que parecía un asunto de política interna de nuestro país, se convirtió en una dificultad internacional cuando se hicieron públicas las declaraciones de la Embajadora americana de que los partidos de la oposición ya estaban comprometidos a aceptar lo acordado por el gobierno. Dijo: "El arreglo diplomático entre dos países no es un acuerdo entre dos partidos. Eso es lo que nosotros entendemos porque tenemos un acuerdo con la República Oriental del Uruguay".
No la ayudan mucho los dichos de nuestro presidente quien afirmó que "los cautivos van a venir cuando yo disponga" y que antes de tomar una decisión "Yo prefiero tener toda la información, las cosas claras, que todavía no las tengo". El Ministro de Relaciones Exteriores apuntó en la misma dirección. Explicó que quedan cosas "que todavía tenemos que trabajar con Estados Unidos para llegar a una solución final para el traslado de estos presos a Guantánamo".
Entonces, de acuerdo a lo expresado, las cosas todavía "no están claras". Las acciones del gobierno en este caso recuerdan demasiado a la máxima presidencial de que lo político está por encima de lo jurídico.
Lo básico es que, en el Uruguay rige el Estado de Derecho cuyo fundamento es la Constitución de la República. A partir de ese sólido cimiento es posible plantear preguntas que merecen ser respondidas en forma completa y respetuosa. Incluyendo: ¿Existe un acuerdo bilateral ya en vigor con los Estados Unidos, o uno multilateral, que pueda servir de apoyo a la admisión de los presos? La respuesta parecería ser: no.
¿Se ha concluido un acuerdo particular entre el gobierno del Uruguay y el de los Estados Unidos para traer esos presos a nuestro país?
Si este fuera el caso (y parece serlo, por lo que dice la Embajadora) entonces no se ha cumplido con los requisitos establecidos en la Constitución para la aprobación de "acuerdos de cualquier naturaleza". Por lo tanto no hay un acuerdo que obligue al futuro gobierno.
¿Cuál sería el estatuto jurídico de los presos una vez llegados al Uruguay?
¿A qué pretende comprometernos el gobierno? Porque, en principio, esas personas estarán libres y en pleno goce de sus derechos humanos, una vez que toquen el suelo de nuestro país.
La propuesta plantea temas jurídicos y de derechos humanos muy delicados y complejos. Por algo Chile y Perú ya dejaron claro que no están interesados en recibir prisioneros de Guantánamo.
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